Cuando el sol aumenta su actividad pueden producirse TORMENTAS SOLARES, que son fuertes chorros de partículas cargadas procedentes de las erupciones solares. Estas partículas están ionizadas (cargadas eléctricamente) y son muy energéticas.
En general, estas partículas son desviadas por la magnetosfera terrestre (campo magnético) y no interfieren con la Tierra, pero en algunas ocasiones, si son muy potentes pueden interactuar con nuestros sistemas eléctricos produciendo pequeños daños en los aparatos eléctricos, llegando incluso a provocar un apagón en alguna parte del mundo.
En general, estas partículas son desviadas por la magnetosfera terrestre (campo magnético) y no interfieren con la Tierra, pero en algunas ocasiones, si son muy potentes pueden interactuar con nuestros sistemas eléctricos produciendo pequeños daños en los aparatos eléctricos, llegando incluso a provocar un apagón en alguna parte del mundo.
La tormenta solar más grande de la historia tuvo lugar en 1859, cuando falló el sistema telegráfico y se pudieron observar auroras boreales en diferentes países.
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