El color del cielo se debe a que la luz del sol es dispersada por las pequeñas moléculas de aire de la atmósfera preferentemente en las longitudes de onda del azul.
Este fenómeno fue descubierto por el premio nobel británico Rayleigh a finales del siglo XIX. Tiene lugar porque el tamaño de las moléculas de aire es comparable con el de la longitud de onda incidente de la luz, y por tanto, éstas absorben la luz y luego la emiten en cualquier dirección.
Las longitudes de onda más pequeñas, es decir, las azules-violetas son las que una y vez resultan dispersadas por las partículas atmosféricas en todas las direcciones, haciendo que todo el cielo nos parezca por esta razón azulado.
En realidad, el color más dispersado es el violeta, y la razón de que el cielo nos parezca azul y no violeta, se debe a que el ojo humano es más sensible al color azul y a que la radiación procedente del sol también contiene mayor proporción de azul.
Por otra parte, el sol se ve amarillo porque en su camino hasta nosotros ya ha perdido una buena proporción de azules. Y al atardecer y amanecer, la luz del sol tiene que recorrer más camino hasta nosotros, y por tanto, la mayoría de los azules han sido ya dispersados, por lo que el sol se ve rojizo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario